Cuando se trata de explosiones, persecuciones a toda velocidad y protagonistas que no necesitan más que una mirada para intimidar, el cine de acción siempre ha tenido su lugar asegurado en nuestros corazones. Desde los días dorados en los que Arnold Schwarzenegger repartía golpes en Terminator, pasando por las eternas peleas de Sylvester Stallone en Rambo o la brutalidad implacable de Jason Statham en El Transportador, el género ha evolucionado sin perder lo que más nos gusta.
Con el paso de los años, muchos pensaron que ya lo habían visto todo. Sin embargo, de vez en cuando, aparece una cinta que lo cambia todo, que reescribe las reglas del juego y nos hace sentir vivos después de cada escena. En medio del catálogo inmenso de Netflix, hay una película que logró exactamente eso: redefinir el género moderno de acción, iniciar una franquicia millonaria, y devolverle su estatus de leyenda a un actor que ya creíamos que lo había hecho todo.
Estamos hablando de John Wick, la película que lo empezó todo. Aquella cinta de 2014 que llegó sin tanta publicidad, pero que terminó por convertirse en un fenómeno global, ganándose el respeto de fans, críticos y, sobre todo, de los amantes de las buenas peleas coreografiadas. En ella, Keanu Reeves interpreta a un exasesino a sueldo que, tras la muerte de su esposa y el asesinato de su cachorro, desata una ola de venganza que ni el crimen organizado puede detener.
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La belleza de John Wick no está solo en su historia, sino en cómo se cuenta. Las secuencias de acción son auténticas obras de arte, con peleas elegantes, bien pensadas y visualmente impresionantes. Los tiroteos se sienten personales y cada golpe está perfectamente sincronizado. Por supuesto, Reeves se entrega por completo al papel, sin la necesidad de efectos especiales exagerados.
Lo mejor fue que John Wick construyó todo un universo: hoteles para asesinos, códigos de honor, monedas doradas y reglas muy específicas que hacen que todo parezca una mezcla entre un videojuego y una novela de espías. No por nada, la película dirigida por Derek Kolstad dio pie a tres secuelas, una serie derivada (The Continental), y hasta spin-offs planeados como Ballerina.
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Si aún no la has visto, John Wick está disponible en Netflix y es la excusa perfecta para un maratón lleno de acción, estilo y uno de los personajes más icónicos del cine moderno. Y si ya la viste, bueno, nunca está de más revivir el momento en el que descubrimos que jamás, pero jamás, hay que meterse con el perro de John Wick.
