Si alguien en este planeta puede hablar con toda autoridad sobre lo que es hacer y vivir el cine, ese es Steven Spielberg. El legendario director trajo a la vida a seres prehistóricos en Jurassic Park, nos mostró en E.T., el extraterrestre que los alienígenas no son tan terroríficos como en Día de la Independencia, y nos rompió el alma con La lista de Schindler. En su carrera, Spielberg ha explorado todos los géneros y formatos, dejando huella en varias generaciones y en otros cineastas.
Si bien se conoce por sus dramas históricos, épicas aventuras y su forma de innovar en el rubro de efectos especiales, existe una categoría sumamente especial en el corazón de Spielberg: la animación. Cuando el director no está trabajando con tiburones asesinos y arqueólogos que buscan tesoros perdidos, Spielberg se da un tiempo para ver una que otra película animada. Aunque cualquiera pensaría que su cinta preferida pertenece al mundo de la Casa del Ratón, lo cierto es que no se trata de una joya salida de los estudios de Walt Disney.

La cinta animada favorita de Spielberg no es es El Rey León, ni La Bella y la Bestia, ni Blancanieves, sino una producción que se ha convertido en un clásico moderno: El viaje de Chihiro. La obra maestra de Hayao Miyazaki, que le dio al animador su primer Premio Oscar, no sólo le robó el corazón al público, sino que también le voló la cabeza la mismísimo director de Rescatando al soldado Ryan.

Según palabras del propio Spielberg, él siente una profunda admiración por el mundo de Miyazaki, en especial, su buen gusto y su capacidad narrativa. "Su película 'El viaje de Chihiro' es una de las mejores películas de animación jamás realizadas, posiblemente mejor que cualquier película de Disney que haya visto", dijo sobre la cinta de Studio Ghibli, la cual fue también fue gran influencia para el cineasta.
De hecho, Spielberg es tan admirador de Miyazaki que tuvo la oportunidad de encontrarse frente a frente con el animador japonés. "Hace unos once o doce años tuve la oportunidad de conocerlo. Hablamos sobre el proceso de qué viene primero, la historia o los personajes. Y él expresaba que la historia es el personaje. Para él, los personajes son la historia", contó sobre la filosofía de Miyazaki respecto a cómo es su forma de crear universos tan extraños como cautivadores.

Como fan de la animación, Spielberg no se quedó de brazos cruzados como un simple espectador y en la década de los ochenta y noventa intentó abrirse camino en el género. Si bien logró producir algunos éxitos como Un cuento americano: Fievel va al Oeste y Balto, desafortunadamente no logró hacerse un nombre entre los titanes de la industria. Tal vez, en un futuro, Spielberg se anime a colaborar de la mano de Miyazaki y crear algo tan increíble como El viaje de Chihiro.
